Cada eritrocito contiene alrededor de 280 millones de moléculas de hemoglobina, que imparten a la sangre su color rojo. Cada molécula de hemoglobina consta de cuatro cadenas de proteínas llamadas globinas, cada una de las cuales está unida a un hem, una molécula pigmentada roja que contiene hierro. El grupo hierro del hem es capaz de combinarse con el oxígeno en los pulmones, y liberar oxígeno en los tejidos. El hierro del hem se recicla desde eritrocitos senescentes (viejos) en el hígado y el bazo; este hierro viaja en la sangre hacia la médula ósea fijo a una proteína transportadora llamada transferrina. Ese hierro de hem reciclado satisface la mayor parte de la necesidad de hierro del cuerpo.
Cuando hay lesión de un vaso sanguíneo, se activan varios mecanismos fisiológicos que promueven la hemostasia, o el cese del sangrado (hemo, “sangre”; stasia, “detención”). La solución de continuidad del revestimiento endotelial de un vaso expone a la sangre a proteínas colágeno del tejido conjuntivo subendotelial. Esto inicia tres mecanismos hemostáticos separados, pero que se superponen: 1) vasoconstricción, 2) la formación de un tapón plaquetario y 3) la producción de una red de proteínas fibrina que penetran el tapón plaquetario y lo rodean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario